martes, 26 de mayo de 2015

Es cuestión de principios

Estoy ya cansado.
Cansado de preguntarme a cada rato por qué narices tengo que hacer lo que me obligan a hacer, a perder el tiempo estudiando cosas inútiles, que no todo es lo que parece, pero la mierda de sistema educativo que tenemos me obliga muchas veces a ello.
De mirar a cada segundo el reloj, sintiendo que se cierne sobre mí cada minuto, que es la luna en el Majora's Mask y ese tiempo que nunca para, que avanza con su inexorable caminar, acabando con todo aquello que encuentra a su paso.
Cansado de sentir que cuanto más tiempo necesito menos tengo, que esa avalancha de quehaceres me sobrepasa y soy incapaz de restar granos a una montaña que ya no puedo abarcar.
En realidad sí puedo, pero perdí el mapa que me indicaba dónde estaban las fuerzas para conseguirlo.
Cansado de darle golpes a la nada, y que se rompa todo, de gritarle a la nada y que me reproche todo, de trabajar tanto para nada, de nadar a contracorriente, donde nada parece importante y para nada merece la pena.
Nada.

Quizá se haya acabado el momento de la nada, del silencio, del susurro, de la conversación, de la discusión y tan solo nos quede GRITAR. Permitidme gritar que no me vencerán, que es verdad que aquel cansancio que me hace llorar de impotencia me empuja hacia el suelo, pero también que esa misma gravedad la utilizaré para impulsarme y pegar un salto, ponerme por encima de la decadencia, de la superficialidad, que si siento que me ahogo seré un pez, y si me ponen barreras, volaré.

Que me siento un esclavo, donde las cadenas son el sueño, junto a la pesarosa rutina, la monótona indiferencia, donde la inteligencia es esclavizada por el cuerpo, y el torpe cae al suelo para no levantar, donde no siento mis alas para volver a ser Ícaro; que no sé hilar bien mis ideas, pero en mi cabeza todo tiene sentido, creedme, y seguid haciéndolo cuando os diga que me siento esclavo, esclavo de mí mismo, que si Segismundo no tenía escapatoria en aquella torre yo tampoco la tengo en este mundo de ratas conformistas, cansado del cansancio, de hacer florituras con la nada, de no saber qué hacer.
Esclavo de no querer ser más un esclavo.

Al final esclavo.

Menos mal que solo es al final, por esto estoy esperando un principio, pero los principios no se esperan, sino que se empiezan; si puedo marcar mis metas también podré marcar mis salidas ¿no?

sábado, 23 de mayo de 2015

Disfruta de las contradicciones

Enamorado de la luz del día que se filtra por cada nube, que, reflejada en cada hoja de cada árbol, le arranca unos cuantos destellos a un día gris.
Hoy aquí y mañana allí.
 Ahora soleado, después nublado.
Despierto pensando, duermo sintiendo.
 Ahora leyendo esto y después, tras acabarlo, volver a empezar, sin saber exactamente qué esperar, pero sí con una certeza:
Querer.
Quererte a ti. Aquí. Así. Sin fin. Querer.

Enamorado de ella, de una chica que no conozco, que se filtra por cada pensamiento, que, reflejada en cada segundo de mi vida, me arranca unos cuantos sentimientos:
Desesperación. Impotencia. Ansia y paciencia a partes iguales. Sonrisas amargas y lágrimas dulces.

Continúo con aquella certeza de la que hablaba. Rechazo mi irrefrenable impulso por llegar, sin saborear el camino, doliéndome de mis heridas y no respaldándome en ellas, en la sangre que impulsa. Que me impulsa a todo..
Ella es el espejo que me devuelve una sonrisa cada mañana, la que me llena de ilusión y sana incertidumbre cada día, la que detiene y se apropia del segundo anterior a dormirme solo para que piense en ella.
Es la que causa como cálidos abrazos cada uno de mis problemas, y las manos que les encuentran solución.
Ella es irremediablemente, y no me quejo, el azúcar de mi comida y la sal de mi postre,
es la complejidad, el eterno rizo de mi simple frase,
piedras llenas de bolsillos en los días de viento,
lo contrario a la ciencia de un recuerdo.
Ella es el suspiro de la vela del barco en el mar, agitándose en silencio, en la calma, en la quietud, encerrada en jaulas, y encerada, pues tantas veces resbaladiza,
ella es propiamente su sonrisa al escuchar esto.

Por cierto, la sonrisa que florece en su boca es la que nos lleva a ese cielo nublado, pues ella se ha quedado con toda la luz del día.

jueves, 21 de mayo de 2015

La vida sin música

Ayer fue "El día sin música" movido por la página UndíaSinMúsica para reivindicar el brutal y prohibitivo 21% de IVA impuesto por el Gobierno.
Esto se trata de cultura, lo que nos permite aprender a vivir, que transmite experiencias, es lo más parecido  que poseemos a la magia, pues nos hace desaparecer del mundo, de nuestros problemas y nos hace aparecer en aquel entretejido por unos actores, cantantes, bailarines...

Por cierto, esto se me quedó en el tintero, si no escribo actores/actrices, etc. es porque me parece una tontería asociar el uso del plural masculino castellano a un machismo que NO siento, dudo que alguien se sienta ofendido tras esto.

Pero volviendo al arte, el arte es morirte de frío, ya no solo por el chiste, sino porque se te hielan las venas, te quedas tú solo... Pero también es arder en pasión, es un reencuentro erótico y electrizante, es la amistad, la tristeza, todo lo que poseemos...
Estaba escuchando música cuando vi un cartel que promocionaba este movimietno, e inmediatamente la corté. Tuve la tentación durante el día de volver a ponerla, pues "no haría mal a nadie" pero me di cuenta que toda causa merece y exige un sacrificio, y esta es una gran causa, no puedo ser tan hipócrita como para reivindicar aquello que quiero pero no mover un dedo por ello.

Me he dado cuenta de que vivir un día sin música no es fácil, más bien imposible, pues aunque tú hayas renunciado a ella, el resto del mundo no lo ha hecho; tuve que tragar con ello en el coche, por mis hermanos, viendo la tele, en la calle...
Pero también me ha servido para darme cuenta de lo poco que valoramos a lo que estamos acostumbrados, es normal, pero no debería serlo. Me sentí como Nach, con el mensaje de "El Idioma de los dioses" cuando a las 24:00 de ayer pude escuchar unas pocas notas, valoré entonces lo que tenía, y hoy he intentado hacerlo, pero no es fácil.

En resumidas cuentas, como dijo Nietzsche: "Sin música la vida sería un error" y ayer me di cuenta, por eso ahora me deleito con cada tema, sonata, rap... todo.
Aunque, la verdad, ayer se me olvidó llevar tipex a clase y pensé que no sobrevivía, así que tampoco me hagáis mucho caso ;)

martes, 19 de mayo de 2015

Ícaro

Mi primera entrada no deja de ser una presentación, darme a conocer a unas bocas hambrientas de letras, siendo esto un aperitivo.
Si siento la necesidad de escribir es por la misma razón por la que me hago llamar Ícaro.

Escribir es desahogarse, elevarse de las profundidades, plasmar aquello que piensas, sin importarte realmente si alguien lo lee o no.
Escribir es decir, así soy yo, esto es lo que siento, mis sentidos y sentimientos, lo que reposa, mis sedimentos.
Escribir puede ser un gran arma, capaz de aflojar el dedo del gatillo, hacer que pare toda guerra.
La escritura es la combinación infinita de finitas palabras, la contradicción de un simple texto, el deleite de la mente, ya lo decía Xhelazz: "la escritura es el movimiento más erótico de la mano".

Si decía antes que escribo por lo mismo que mi nombre es Ícaro, es porque este personaje, este ser mitológico voló, voló alto para escapar de unos muros que le mantenían preso, confundido, distante. Pero en su propio deleite rozó el sol, y sus frágiles plumas estallaron en llamas.
La escritura ensancha las paredes que coartan tu libertad, pueden ser un altavoz para una protesta, un susurro de amor, un secreto gritado a los 4 vientos, pero refleja todos tus sentimientos, y muchas veces los míos son los de estallar en mil pedazos, de no intentar apagar el fuego pues con él noto calor, sin darme cuenta de que me está destruyendo.

Esto es lo que soy.

¡Bienvenido/a!