jueves, 3 de septiembre de 2015

Piezas de un cubo roto

Fui a tu encuentro con palabras claras e ideas confusas. Pero cuando te vi no me atreví; tanto tu mirada como la realidad me pegaron un puñetazo en el estómago y mi alentado aliento se quedó en poco más que un suspiro.
Tu interrogativa desnudó mi alma, le prohibió decir nada, desmaquillando cualquier cruel verdad, dejándola así cruda y cruel. Esa verdad ya no la podemos comer juntos, como dije, ahora está cruda y el fuego con que la alimentábamos creando esa ilusión se ha apagado. Dije que no sabía qué ofrecerte, y dudo si es que me conozco tan bien como para decir eso o si acaso estaba esperando este momento, junto al papel, donde el amor sí tiene sentido, y a tu lado no.
Llegó un momento en que fuimos uno, no fuiste y no fui, fuimos, pero eso quedó atrás, quizá abrigado por los estereotipos y mi alma de poeta suicida, de anhelo de cuento desgarrado y desgarradora es mi realidad, de mi lápiz desgastado y mi sonrisa taciturna.

No es justo para mí, pues cuando creí haber encontrado el amor, éste encapuchado y disfrazado de dudas me negó en un gesto, posiblemente fruto de mi imaginación.
Y ni mucho menos es justo para ella, que encontró lo que buscaba, pero sólo era un disfraz que se difuminó en un tiempo ínfimo.
No es justicia ni absurda justicia poética, por eso me esfuerzo en estos versos, imprimiendo dolor y frustración... Frustación fingida por a veces un corazón de piedra.
Antes de que me hubieran hablado de ella navegaba a la deriva, errante, y no podía culpar a nadie. Pero después de conocerla, después de pensar en ella tan instintivamente como quien se echa a andar sin pensarlo, empecé a creer en el destino... Y ahora le lloro y pego sordos golpes a él.
Quizá por no haberme dicho que esto era efímero.
Quizá por dármelo todo pero demasiado pronto.
Quizá por ilusionarla a ella, pues ya somos dos heridas de bala en el corazón.
Quizá por precipitarme y obligarme a creer en quimeras.
Quizá por mis quizás, dudas e incertidumbre.
Quizá por el miedo.
Quizá por un incorrespondido correspondido amor.
Quizá por la indiferencia.
Quizá por darme el don de desgarrarme en cada texto, frases, palabras y que hace un tan exacto dibujo de ella, pero sin ella en mí.

Quizá deba darle las gracias.