domingo, 30 de agosto de 2015

Conversión lunar

Que no es que te quiera, es que voy a quebrar una Ley natural por amarte a oscuras en la séptima fila del cine. Tú ya no eres tú, perfecta como sólo tú puedes, ni yo soy yo, uno de los 40 subnormales, aunque prefiero pensar que soy de los que en el bando de los Olvidados busca el Fin de su mundo para todos, y su propio fin del Camino. Ahora Somos, somos una mezcla de amor, porno y comedia perdidos entre la incertidumbre de un pianista que pide cerveza con limón. Quizá falten 4 minutos, o cuatro versos, que aprovecharé escribiendo tu nombre en mi cabeza, pues lo prefiero a un "Te quiero" en la humedad de los cristales; a fin de cuentas, somos dos locos mentales, quemando sucursales en nuestra demencia, haciendo creer que la vida es eso que pasa en este mismo momento, pues vivimos Tiempos de Cambio.
Si estás escuchando esto ya sabrás quién eres, de valor te armaste para irte de la sala de Espera y fuiste a cambiar el mundo con tu risa, tu lunar y tu impaciencia... bueno, y con muchos nervios, agobios, y esa cómplice mirada que me puede. No es más fácil amarnos entre nosotros, gente dócil, por eso si te encuentro gritaré a viva voz, afónico, inestable, alcohólico, inefable lo que siento.
Como ya te dije yo sólo quiero estar contigo tirado en la playa, con el ruido de las olas de fondo, oído a través de caracolas, Vigilia, el mundo con nosotros si Se Reconcilia, velando tus sueños, charlando con los dragones que guarden los capullos del Azar.
Mi defecto pueden ser las cosas que digo, no las cosas que callo, por eso nunca te fíes de un poeta.
¿Qué nos queda? Me preguntas: ¿Qué nos queda? Sabes que no lo sé, ni quiero saberlo, pero nos queda mucho: sonrisas semieternas, infinitos que contigo sí tienen finales, gente fea y sus estereotipos, Coyotito en la Perla de Steinbeck, recorridos interestelares en mi espalda y muchos versos en besos.
Cómo romper este silencio, después de tanto... No podré, así que gritaré en un susurro a la noche que tú has sido Mi Conversión Lunar.

viernes, 21 de agosto de 2015

Persistente, remanente.

-Lo noto todavía, es persistente, remanente.
+¿Dolor?
-¡Qué va! Por favor todo lo contrario.
Lo noto, como una marca.
+¿Qué es, un tatuaje, un hierro candente mutilando tu piel?
-En algo has acertado, como un hierro candente sí es, y es persistente, remanente. Lo noto, existe una presión.
+¿Pero te pasa algo? ¿Estás agobiado?
-Para nada, estoy explayado, relajado, algún clasista dirá que enamorado, pero eso está desfasado, lo he sobrepasado, juntos no hemos buscado, ni encontraremos, sobreviviremos, continuaremos con la mirada fija en el horizonte, candente, persistente, y remanente, con sonrisas bobaliconas, tontorronas, embriagadoras, donde el silencio tenso y extenso no existe, sin embargo, como ya sabrás, el bonito, el de miradas embelesadas es persistente, remanente.
+Déjate de rodeos y pretextos, de paralelismo y romanticismo, y jobar, deja de hablar, charlar y dialogar así, que es insoportable.
-Pues yo diría que es afable, amable, incluso agradable. Pero lo importante, el meollo, ya lo cuento: eso que todavía noto hace que recorra con la lengua mis labios cada 6, perdón, cada 2x3, para asegurarme de la ilusión, del producto de mi imaginación. Siento y noto sus labios en los míos, como una tenue caricia que me susurra absortas miradas y me versa cariño, besándome poesía.

No escapa de mi mente, nunca está ausente, es paciente, atrayente, complaciente, permanente.
Te lo dije: persistente, remanente.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Recordadme!

¿Cómo se va a mover todo?
Cómo vamos a trastocar las imposiciones si una ignorante mayoría prefiere dormir a vivir, prefiere soñar con que existe algo bueno antes que luchar por ello.
Yo anhelo un buen futuro, para mí y para mis hijos, pero la sociedad no soy yo, sino esa masa tantas veces de descerebrados, indiferentes, sumisos y gravitacionalmente unidos al sofá...

Busco pero no encuentro, así que por favor, que alguien me explique por qué les costará tanto darse cuenta, y es que no estoy diciendo que lo mío sea lo bueno, pero dudo que por lo que lucho sea algo malo. Ahora tenemos el poder en nuestras manos, por tanto ¿con qué cara nos quedamos tumbados en la cama, rezando a Dios o a cualquier deidad para que cambien las reglas del Juego en vez de romper tabúes y pilares de la ilógica con la fuerza de la voluntad?

De verdad, dime, ¿en serio estás tan ciego como para no verlo? Pocas explicaciones le veo, tan solo que la venda de tus ojos se llama televisión, se llama distracciones, y una bonita sonrisa a la hora de presentar una nueva campaña electoral.

Siento la impotencia de no poder hacer nada yo solo, agradezco la libertad, y la posibilidad que algunos me brindan, pero me duele ver lo pequeño que soy, el grupo lamentablemente aislado que formo, rodeado de gente acomodada en sus asientos de mierda, desinformados, y sin pretensiones de estarlo.
Son aquellos que mueren lentamente y trabajan para pagarse el ataúd, para que sus huesos cuando lo hayan perdido todo puedan reposar, sin darse cuenta de que nunca han movido un dedo por nada. Su familia les recordará, y como mucho en dos generaciones no serán más que un rosto en una foto.
No se olvida a un referente, no se olvida una vida ni una gran mente, se olvida lo inanimado, lo banal y superfluo que nadó en la sencillez y la comodidad, en la superficie del mar, pues contener la respiración para sumergirse era demasiado esfuerzo...