domingo, 12 de junio de 2016

Utopía en Nuestras Manos

Un día me propuse cambiar el mundo con mis textos y perseguiré ese sueño hasta conseguirlo.
Hoy me he planteado qué pueden tener de distintas mis mismas palabras a las ya nacidas, especialmente hoy, contra la intolerancia, la ignorancia, la homofobia, la guerra.
Por eso, sin ninguna pretensión quiero que pienses en la persona que amas o amarías.
Ahora piensa que te matan, te pegan un jodido tiro en la nuca por ser diferente, por aportar diversidad, colorear su gris mentalidad.

Me parece horroroso y repito el mensaje más común que he visto hoy: “¿Qué pasa con el mundo?” ¿Qué queremos enseñar? ¿Qué enseñamos? ¿Cómo?.
Siglos se llevan clamando al cielo por la tolerancia, el abrir mentes, en definitiva, el respeto, un valor, al parecer, de la época clásica, ajeno a nosotros.


Dejo de ironizar y pido con la voz rota en el tintero Respeto  como valor principal, que sustente cada acción; que de un balazo de Respeto muerta el machismo, el racismo, el nazismo; la homofobia.

martes, 24 de mayo de 2016

Adoración al yeso

Hoy por una determinada situación he tenido que hacer la procesión a la Virgen de María Auxiliadora por mi barrio.
Me he sentido inútil, me he sentido estúpido, me he sentido parte de una masa borreguil, cegada, desnortada.
Creo fielmente que la estatua de yeso a la que tantísima gente adoraba debe de haberse sentido querida, aplastando bajo su peso a 6 personas, que caminaban dobladas al no aguantar más.


La dinámica de la procesión era una mujer diciendo las primeras palabras de El padre nuestro o del Dios te salve María y una marabunta de gente repitiéndolo mecánicamente a compás.

Juro que he sentido que algo fallaba, de verdad, eran todo ancianos, apenas habría tres jóvenes, y lamentablemente yo, y eso me hace pensar en personas sin un completo uso de razón, personas cuyo cerebro ha sido machacado desde su nacimiento para considerar realmente como algo sincero el orar a una figura de una mujer y su hijo.
Me he sentido insultado cuando afirmaban que Dios debía perdonarnos por nuestros pecados, me he sentido despojado de esperanza cuando han repetido que vivimos en un valle de lágrimas, no por mi vida ni la de nadie (que muy lejos están de ser un valle de lágrimas) sino por la racionalidad, el pensamiento, la consciencia.

Ha habido un momento en que un señor ha sacado unas 10 fotos desde el mismo ángulo a la estatua de la Virgen, y eso me ha hecho pensar que el rostro no cambiará, tan solo el fondo. Me parece la mejor de las metáforas que vienen a cuento; la religión solo tiene una cara, la Virgen solo es un personaje del que se afirman cosas imposibles, contra natura, sin embargo es el fondo, el trasfondo, el cambiante, y el que nos hace creer que otra realidad es posible. Sobre un lienzo en blanco como son los hechos objetivos han pintado en atrayentes colores los milagros, la salvación, la redención de los pecados.

Ya no sé si la religión es para gente débil que necesita apoyarse en un ente que destroza todo esquema, quizá tan solo sea un desgraciado, por no alcanzar a vislumbrar la fe, no sé nada, pero pongamos las cosas en su sitio, estáis amando a una figura de yeso, estáis repitiendo como máquinas salmodias que perdieron su significado hace casi dos siglos, estáis diciendo amar a Dios y su perfección y no hay nada que coincida con lo que conocemos de la existencia.


No es necesario hablar de la señora que se puso en medio, sacó la foto y se piró.
Tampoco de la tómbola que hubo al final del acto.
Tampoco de la reinante hipocresía de las perras que visten piel de zorro.
Tampoco de la afirmación: “a partir de la bendición de aquel cura se han sucedido centenares de milagros”.


Supongo que no merece siquiera la pena hablar porque no tengo un solo argumento en contra de la religión que sea irrebatible si te apoyas en la fe, pero hoy he visto el espectáculo desde fuera, y creo que la Iglesia debe darse cuenta de la farsa que ha montado.

jueves, 14 de abril de 2016

Tarado mental

“El que dice que la patria existe es que es un tarado mental.”

Patria: dícese del concepto determinativo y absoluto, irremediable y concluyente de persona nacida en un sitio. Es decir, naces y tienes patria.
Naces y te ves obligado a defender un trozo de tela de colores a elegir (por otros).
Naces aquí, y eres compatriota de millones de personas desconocidas, corruptas, cerradas de mente, a los que debes amar, proteger y respetar. Si no te gusta nada se puede hacer.
Pero eso es por nacer aquí, si hubiese nacido ahí, esa gente sería radicalmente distinta, fijo que estarían los mismo imbéciles de turno (que hablarían otro idioma), y que afirman como Necesidad la implantación de más frontera para que “Los moros de mierda no nos pongan una bomba en el culo”.

La patria es un invento, y de los inútiles además.
Afirmas poseer una tierra que nunca ha tocado tus manos.
Afirmas poseer una tierra que no posee propiedad, pero lejos de pensar o pasar, posees, pues sí, territorialismo, totalitarismo, contractualismo, obsesión, porción, degeneración.

España, déjame negarme a ser de tu nación, de tu miseria (moral), de tu corrupción (de principios), de tus cuentas en Hawaii, Bombay, dos paraísos, de tus cuentos infantiles que cuentas como si fuéramos niños, de tu confianza que nunca devolviste, de tus sonrisas que se quedaron con la confianza.
Me quedo por tus fallos, por tu pasión, por el sol pulcro, por la familiaridad, por las cartas en cajas de zapatos, por Cervantes, Unamuno y Lorca.
Me quedo en esta tierra abatida, yerma, baldía, que no es mía y que lloro cada día.

Pero nunca lo olvides España, no me quedo por ti, me quedo por mi barrio, amigos, no por  tu patriotismo de zarzuela y castañuela, de charanga y pandereta.

martes, 1 de marzo de 2016

Barrendero de almas

Cuando veo que un mendigo de mi ciudad ha muerto no puedo evitar imaginar a mi señor dirigente y sus dóciles subalternos con una sonrisa en la cara.
Un problema menos, dirán, total, para ellos era un repugnante bicho al que aplastar y si es así, ¿por qué deberían entristecerse por la muerte de esa basura asquerosa que deambula por sus calles?

Para mi señor dirigente, el mendigo del paseo subterráneo no tiene nombre, no, para él es esa escoria que ha conseguido, aun no teniendo nada, ser algo, recibir una sonrisa de aquellos que pasan a su lado cada día, conseguir un colchón y no dormir entre cartones.
Para él es un objeto que ha conseguido ser persona, destruyendo la deleitable y premeditada cosificación.

La sociedad tiene herramientas, como la desesperación, el agobio, el miedo y el fracaso, que hacen llamar a las puertas de su especialista, las drogas, sin embargo cuando éstas hacen su trabajo y alguien siente “no ser”, ya no es su problema; son fábricas de despojos, de los que luego se desentienden.

Hay policías que se ven en la encrucijada de desalojar a un mendigo para hacer limpieza en las calles o ser despedidos, es ponerles en la palma de una mano una cadena, atándoles en corto, y al tiempo, una venda en los ojos; la otra opción es un mísero resquicio de moralidad a un precio abusivamente elevado.

La limpieza de sangre hoy en día nos parece una chorrada, si por mis venas corren judíos o musulmanes me es extremadamente indiferente
Sin embargo, señor dirigente, ¿cuánto tiempo de irracionalidad, de egoísmo y de pulcritud debemos soportar para que cese la limpieza de clases sociales?
Señor dirigente, le imagino con una sonrisa en la boca, pero desearía que en cada uno de sus sueños esa sonrisa se tornase en la misma mueca que la de aquel ser humano asesinado a manos de la desidia en sus propias calles.

jueves, 25 de febrero de 2016

El odio no lleva a nada... ?

Si odio tanto los andenes es por la misma razón por la que amo enormemente las calles.

Si odiamos lo amargo es porque el amor hacia lo dulce esta idealizado.

Si odio perder el tiempo es porque amo, según algunas malas lenguas, malgastar mi vida.

Si odio el silencio es porque amo reflexionar en él, pero me escupe verdades que no quiero oír.

Si odio escribir es porque amo la tinta de mi pluma, pero esta siempre se acaba; odio no saber cuándo será la siguiente, pero amo el desconocimiento acompañado de un futuro: “ya te lo dije”.

Odio el amor cuando la gente ama el odio, al igual que amo el odio si por el odio se ama; no puedo rechazar uno ni otro porque odio las distinciones y amo los infinitos y estrechos lazos que me despistan.

Por eso quizá ame amar y odie odiar. Pero como en parte no es así os dejo a vosotros con vuestros sentimientos a medias.