“El que dice que la patria existe es que es un tarado
mental.”
Patria:
dícese del concepto determinativo y absoluto, irremediable y concluyente de
persona nacida en un sitio. Es decir, naces y tienes patria.
Naces y te ves obligado a defender un trozo de tela de
colores a elegir (por otros).
Naces aquí, y eres compatriota de millones de personas
desconocidas, corruptas, cerradas de mente, a los que debes amar, proteger y
respetar. Si no te gusta nada se puede hacer.
Pero eso es
por nacer aquí, si hubiese nacido ahí, esa gente sería radicalmente distinta,
fijo que estarían los mismo imbéciles de turno (que hablarían otro idioma), y que
afirman como Necesidad la implantación de más frontera para que “Los moros de
mierda no nos pongan una bomba en el culo”.
La patria es
un invento, y de los inútiles además.
Afirmas poseer
una tierra que nunca ha tocado tus manos.
Afirmas poseer una tierra que no posee propiedad, pero lejos
de pensar o pasar, posees, pues sí, territorialismo, totalitarismo,
contractualismo, obsesión, porción, degeneración.
España, déjame negarme a ser de tu nación, de tu miseria (moral),
de tu corrupción (de principios), de tus cuentas en Hawaii, Bombay, dos
paraísos, de tus cuentos infantiles que cuentas como si fuéramos niños, de tu
confianza que nunca devolviste, de tus sonrisas que se quedaron con la
confianza.
Me quedo por
tus fallos, por tu pasión, por el sol pulcro, por la familiaridad, por las cartas
en cajas de zapatos, por Cervantes, Unamuno y Lorca.
Me quedo en esta tierra abatida, yerma, baldía, que no es
mía y que lloro cada día.
Pero nunca lo olvides España, no me quedo por ti, me quedo
por mi barrio, amigos, no por tu
patriotismo de zarzuela y castañuela, de charanga y pandereta.